viernes, mayo 09, 2008



30 de abril 2008















Pronunciamiento

Hoy miércoles 30 de abril del 2008, estamos aquí los niños, niñas y adultos, de la Otra Campaña en el Distrito Federal para decir que no podemos celebrar contentos este día del niño simplemente porque no podemos negar ni quitarnos de la mente la terrible situación que vive la infancia de nuestro país día con día.

Estamos aquí para denunciar enérgica y públicamente los abusos y violaciones que el gobierno mexicano ha estado cometiendo en contra de los derechos de los niños y las niñas de este país. Pues en este contexto de militarización y recrudecimiento de la represión hacia los movimientos sociales, el ataque del estado ha alcanzado también a los niños. Por ejemplo, el caso de Sinaloa, donde toda una familia fue masacrada por militares con el pretexto de la guerra contra el narcotráfico, o el caso de Cuaràcuaro Michoacán, donde 5 mujeres fueron violadas por elementos castrenses, 4 de ellas eran menores de edad, o el siempre detestado caso de Ciudad Juárez, que durante años han estado secuestrando, violando, torturando y asesinando a mujeres y niñas sin que hasta el momento el gobierno local y federal haga algo al respecto.

Venimos a decir que repudiamos los toques de queda implementados en algunos estados del norte de la república como Nuevo León y Chihuahua que llevan al encarcelamiento de cientos de jóvenes y niños por el sólo hecho de estar en las calles, porque son pobres o porque su apariencia infunde temor a las familias ricas de esas ciudades y que sólo quieren verlos en las cárceles juzgados como adultos.

Venimos a decir también que no podemos permitir, como niños, como niñas, ni como padres de familia que revisen las mochilas de nuestros hijos buscando drogas o hacerles pruebas antidoping en las escuelas, simplemente porque atentan gravemente contra nuestros derechos como personas, como niños, y porque no es acusando a los más pequeños como van a detener las adicciones o el narcotráfico.

Venimos a decirlo aquí al UNICEF, una organización internacional, para ver si así nos hacen caso, pues por parte del gobierno mexicano sólo vemos menosprecio y cinismo para atender los graves problemas que atraviesan los niños y niñas en México.





Porque como familias, ya no soportamos las noches en vela pensando en las terribles cosas que pasaran nuestros hijos encerrados injustamente en los tutelares de menores, donde cada año es común un motín, porque sabemos que ya no es posible esta situación, pues de acuerdo a leyes internacionales, ratificadas por nuestro país, el encierro a menores de edad, debe usarse como último recurso. Y porque de acuerdo a la reciente reforma al artículo 18 de nuestra constitución los Consejos Tutelares ya no deben existir.



También queremos decir, que rechazamos tajantemente los casos de abuso sexual en contra de los niños y niñas de Quintana Roo, casos denunciados por la periodista Lydia Cacho, en su libro “los demonios del edén” que revela una poderosa red de pornografía y prostitución infantil, operada desde nuestro país a cargo de los empresarios pederastas J. Succar Kuri y Kamel Nacif.


Al mismo tiempo, condenamos el fallo de la Suprema Corte de Justicia, que en lugar de condenar la probada complicidad de estas redes de pornografía con funcionarios del estado de Puebla, dio su voto favorable a Mario Marín, el “gober precioso”, quien estuvo directamente coludido con Kamel Nacif en la detención arbitraria de la periodista Lidia Cacho. Esta resolución sienta un lamentable precedente para la justicia mexicana en general, pero sobre todo en materia de derecho infantil, pues con ello se avala, desde la máxima representación de justicia en México, la continuidad en el abuso y explotación hacia los niños y niñas de este país.


Tampoco podemos quedarnos callados ante los terribles casos de abuso sexual perpetrados por curas pederastas en contra de los niños que tienen a su alcance como catequistas y acólitos. Abusos que hemos podido conocer gracias a la valiente denuncia de sus víctimas, (hoy adultos) y que ponen al descubierto la podredumbre y doble moral con que se maneja la jerarquía eclesiástica, quien juzga en todo momento al prójimo viviendo ella misma en pecado.

No podemos evitar pensar en qué otros tantos abusos se estarán cometiendo en estos mismos momentos en contra de los niños alrededor de la iglesia católica, pero que bajo la poderosa protección del manto púrpura se mantienen impunes. Como el caso del sacerdote Nicolás Aguilar, depredador sexual a quien se le imputan agresiones sexuales en contra de más de 60 niños de la selva negra en Puebla, y que en todo momento ha estado protegido por el Sr. Norberto Rivera Carrera, actualmente arzobispo primado de la ciudad de México.

Pero hoy, especialmente hoy, queremos levantar nuestra voz para exigir justicia por la muerte del niño Javier Cortés Santiago de 14 años, quien murió asesinado por alguna de las policías municipales, estatales o federales el día 4 de mayo del 2006, cuando de forma artera y cobarde entraron cientos de elementos policiales a reprimir al digno pueblo de Atenco. Ese mismo día golpearon a la gente, violaron a mujeres, mataron a Javier y también a nuestro entrañable compañero Alexis Benhumea. A todos estos actos deleznables, que a la fecha no han encontrado justicia, se suma la detención de 9 menores de edad, cuyos testimonios revelan la tortura que sufrieron no sólo al momento de su detención, sino durante todo el tiempo de su encierro en el Consejo Tutelar para Menores “Quinta el Bosque” en el municipio de Zinacantepec, estado de México.

De acuerdo a los testimonios de los mismos chicos, las condiciones de tortura que padecieron, fueron órdenes directas del gobernador del estado de México Enrique Peña Nieto. Hoy estamos aquí para entregar este informe sobre los menores de edad detenidos los días 3 y 4 de mayo del 2006 en los municipios de Texcoco y San Salvador Atenco, así como una recopilación periodística de todos los abusos que ha cometido el gobierno mexicano en contra de la infancia de este país, para ver si a ellos (UNICEF), les dan explicaciones de por qué el gobierno comete tantos abusos en contra de los niños y niñas de México.

Por último, pero no por ello menos importante, venimos a denunciar, como otra Campaña, la guerra de baja intensidad que viven actualmente las comunidades indígenas zapatistas, una guerra de exterminio que tiene como objetivo el despojo a las comunidades de su tierra y de su territorio.

Hoy, desde hace varios meses, las comunidades indígenas zapatistas han estado viviendo un clima de recrudecimiento de la violencia y de militarización en su zona por parte de los tres niveles de gobierno, que con el uso de paramilitares han llevado a cabo una serie de agresiones en contra de las comunidades zapatistas que consisten, principalmente, en amenazas de desalojo, el desalojo mismo de sus tierras y territorios, amenazas de muerte o la misma muerte de sus bases de apoyo, heridos de bala, intimidación, robo de animales, de ganado, ocupación de tierra y yacimientos de agua, envenenamiento de ríos de uso común, entre otros abusos. Y que con pleno conocimiento del gobierno, da muestra de que son ellos mismos, el gobierno, los que están llevando a cabo estos operativos.

En estas situaciones de guerra, las mujeres, las niñas y los niños son los más afectados, no sólo por la violencia física directa que se ejerce sobre ellos, sino por las consecuencias que siguen a la guerra, en especial por la agudización de la miseria en que viven y la destrucción del tejido social cuya intención, al mismo tiempo, es destruir todo rasgo de identidad colectiva y solidaridad, propia de las comunidades indígenas zapatistas.

A los niños y niñas zapatistas en Chiapas les matan a sus padres o bien, los encarcelan dejándoles sin el derecho a una familia. Sin familia, los dejan al mismo tiempo sin derecho a la alimentación, a la salud o a la educación; cosas de por sí difíciles de acceder en condiciones de extrema pobreza.

A los mismos niños y niñas zapatistas, los amenazan, los golpean, los intimidan, simplemente no pueden vivir en paz, pues el estado mexicano también ha declarado la guerra a los niños y niñas zapatistas, y a los niños y niñas en general. Pues todo aquél niño, niña o adolescente que sea pobre, que vista y piense diferente, pero sobre todo, que se atreva a decirlo, es para el gobierno mexicano una amenaza que precisan destruir. Sin embargo, depende de nosotros, los adultos, el que ésto no suceda.

Por eso estamos aquí, para no permitir más abusos a los niños y niñas de México por parte del gobierno, de la iglesia y de los empresarios, ¡Ya basta de la militarización y despojo a las comunidades indígenas zapatistas, ya basta de criminalizar a los movimientos sociales! ¡Ya basta de tanta represión a los más pequeños!
¡Vivan los niños y niñas indígenas zapatistas!
¡Vivan los niños y niñas de la Otra Campaña!
¡Libertad a los niños y niñas presos!
¡Viva la Otra Campaña!

Niños y Niñas de La Otra Campaña en el Distrito Federal
A 30 de abril del 2008